Medallas y premios entregadas por las invasiones inglesas


La Reconquista, 1806
 

Escudo de Perdriel. El cabildo de Buenos Aires mandó, el 5 de septiembre de 1806, fundir unas 30 medallas de oro y plata, ovaladas, de 33 por 30 milímetros. Las mismas podían usarse como medalla o como escudo. En el anverso tenia las armas de la ciudad de Buenos Aires, y en una cinta: “Vo. Ts. R. Co. Qs. Tds. De Bs. As.” (Voluntario Reconquistadores de Buenos Aires). No tenía reverso.

Estas medallas fueron entregadas a Juan Martín de Pueyrredón, sus hermanos José Cipriano y Juan Andrés y sus camaradas los cuales sirvieron durante la invasión de Beresford, sin sueldo.

Una pieza original se encuentra en el Museo Histórico de Luján.

 

 

Escudos para los caciques. Al llegar la invasión de 1806, veintiún caciques amigos ofrecieron los servicios de sus tribus. El Cabildo hizo, como premio, unos escudos de plata, similares a los de Perdriel, pero con la inscripción: “ A los Caciques Pampas y Araucanos”.

 

Medalla chilena. Al tenerse en Chile noticias de la reconquista, varios patriotas, en Santiago, hicieron acuñar por Arrabal doce medallas que enviaron al Cabildo de Buenos Aires para que las hiciera repartir entre los jefes más meritorios. Esta medalla era de plata, de un diámetro de 53 milímetros y un peso de 59 gramos. En el anverso tenía el busto de Carlos IV, con el lema, “A Carlos IIII la lealtad – El amor a la patria”. En el reverso, el león de Castilla con la bandera española en alto, y la inglesa abatida, y el lema, “Quiso ser vencedor, ya está vencido. Día XII de Agosto de M.DCCVI”.

 

 

Variante de la misma. El Cabildo de Buenos Aires consideró que doce medallas eran muy pocas para repartir, especialmente porque deseaba enviar algunas al Rey, a Godoy, etc., por lo que encargó a Arrabal hiciera veinticinco más, iguales, con la sola excepción del lema alrededor del busto del monarca que debía decir: “A su Rei Carlos IIII la lealtad de Buenos Aires “. De éstas se enviaron seis a Montevideo para Ruiz Huidobro, Vilardebó, etc, y otras llevó Pueyrredón a Madrid, donde gasto 1.760 pesos para colocar una de ellas, para Godoy en una placa de oro con brillantes.

 

 

Variante de la anterior. El grabador Arrabal acunó una medalla conmemorativa que tenía el anverso igual a la medalla chilena, y en el reverso dos ríos, sobre cada uno un pueblo, uno con bandera inglesa y otro con bandera española, y circundado por el lema “El Río de la Plata al Río Támesis responde”.

 

 
 

La gloriosa Defensa, 1807
 

Medalla de la Defensa. La Junta de Sevilla dio a los oficiales de color que se distinguieron en la defensa una medalla de otro y plata, ovalada, de 39 por 30 milímetro. En el  anverso está grabado el busto del Rey con la leyenda “Fernando VII Rey de España y de Las Indias. 1808”. En el reverso hay una corona de laurel y dos ramas de palma y la leyenda “Virtud y balor premiado en Buenos Ayres y, debajo de la corona, “en Potosí”, el lugar donde fue acuñada.

Una de estas medallas se expone  en el Museo Histórico Nacional de la ciudad de Buenos Aires.

Medalla reproducida por Mirta Alonzo.
 

      

 

Medalla conmemorativa de la señora de Lavalle. Esta señora, madre del general Juan Galo Lavalle, y que se encontraba en Chile, mandó acuñar por Arrabal una medalla de plata del mismo tamaño, que las otras que hizo este grabador. En el anverso figura un oficial inglés tomando preso a un paisano, con la leyenda “D”. Mercedes González y Lavalle a los ylustres defensores”, y en las letras más chicas: “Pudiste sorprenderme”, y debajo: “Buenos Aires sorprehendida Junio 27 de 1806. En el reverso, complementa el anverso, figura el paisano, ya de uniforme de oficial, tomando preso al inglés. La leyenda es continuación de la del anverso y dice: ”de su Rey y de su Patria, Liniers, Concha y Lasala, en letras más chicas”pero no vencerme”, y debajo: “Buenos Aires defendida día 5 de julio de 1807”.

No sabemos por qué la señora de Lavalle sólo hizo estampar los nombres de tres marinos en esta medalla, Liniers, Concha y Lasala, este último mortalmente herido al defender la plaza de toros en el Retiro, en la defensa 1807, estando a las órdenes Gutiérrez de la Concha.

 

Medalla conmemorativa de Billarruel. Este grabador acuñó otra medalla más pequeña, de 42 milímetros  de diámetro de plata. En el anverso figura el busto del dios Jano con sus dos caras, a la izquierda la ciudad de Buenos Aires y un león ibérico que alza la bandera española y pisotea la inglesa, a la derecha, el Río de la Plata, y la escuadra inglesa que se retira. Como leyenda, el Río de la Plata, y la escuadra inglesa que se retira. Como leyenda dice. “Ovat prudenctia virtus inimica prosternit”, y abajo: “Buenos Aires victoriosa, Julio 5 de 1807” en el reverso dice: “Es, Liniers tu gran talento, más prudente que el de Iano, Gloria del Americano y del Inglés escarmiento”, y abajo: “Billarruel inv. Et. F. Ann. De DCCVII”.

 
 

Lámina de Oruro. A fines de 1807envió el Cabildo de la Villa de Oruro una magnífica placa de plata al Cabildo de Buenos Aires, conmemorando la reconquista y la defensa. La placa es surmontada por la corona real y la Victoria, de cuyo clarín cuelga es escudo de Oruro. A los costados, cañones y banderas y los escudos de España y de Buenos Aires, y al pie, el escudo de Liniers. En la placa está la leyenda siguiente: “Gloria a la Sma. Trinidad, de honor el Potentmo. Spre. Prospero Augusto Carlos IV en los portentosos triunfos del 12 de agosto de 1806 y del 5 de julio de 1807, contra las Armas Británicas, por energía del generoso invicto pueblo, al mando del meritísimo patriota General Don Santiago Liniers, a esfuerzos grandiosos del insigne magnífico la gratitud del Ayuntamto” de Oruro”. Esta placa está ahora en el Museo Histórico de Buenos Aires.

 

 

Las medallas acuñadas en honor de los defensores de Buenos Aires son extremadamente raras, no sólo porque ellas fueron pocas sino porque el cónsul inglés Parish, durante su estada en Buenos Aires (1824-1832) sin duda por un patriotismo mal entendido, adquirió todas las que pudo y se las llevó a Inglaterra, como también consiguió y se llevó muchísimos documentos y mapas del archivo Naciones, valiéndose, posiblemente, de su amistad con Rosas, concernientes a las invasiones, a las islas Malvinas, etc.

 
 
 
Fuente: Roberts, Carlos. Las invasiones inglesas del Río de la Plata (1806-1807). Emecé Editores S.A., Buenos Aires, 200