La Tablada
22 y 23 de junio de 1829
Antecedentes:
Las operaciones en Córdoba. Campaña de Quiroga contra Paz
Luego de la Conferencia en Desmochados (ver 3 de abril), Paz se dirige
hacia Córdoba para enfrentar al gobernador federal José María Bustos.
Entra en la capital mediterránea el 13 de abril de 1829, y comienza la
campaña contra Bustos, al que derrota en San Roque (ver 22 de abril de
1829). Este, se dirige hacia La Rioja pidiendo el auxilio de Facundo
Quiroga. El gobernador riojano en consecuencia invade Córdoba por
Serrezuela (8 de mayo). Paz sale a su encuentro y llega hasta Ojo de Agua,
unos 70 km. al Norte de la ciudad capital.
Quiroga se dirige hacia San Luis para incorporar contingentes cuyanos que
debían reunírsele, lo que no ocurre, y a principios de junio invade
Córdoba por Río Cuarto.
Paz deja una pequeña guarnición en la ciudad de Córdoba y marcha hacia el
Sur en busca de Quiroga, a quien pretende sorprender en Salto, pero cae en
el vacío. El general riojano se apodera de la capital, dejando en ella su
infantería y se sitúa con la caballería en La Tablada.
Paz regresa y se establece el Este de la ciudad (noche del 21 al 22 de
junio), desde donde puede dirigirse contra aquélla o contra La Tablada.
Fuerzas en presencia
Paz: 2.450 hombres, de los cuales 720 infantes (una parte montados), 1.650
jinetes y 80 artilleros con 12 piezas.
Quiroga, según apreciación de Paz: 5.000 hombres, todos de caballería
excepto 700 u 800 infantes montados. Carece de artillería. En general los
soldados están mal armados, algunos sólo con un cuchillo en el extremo de
un palo.
La batalla
Comprende dos acciones diferentes, una librada el 22 de junio y la otra al
día siguiente.
Día 22
La infantería de Paz realiza una acción demostrativa contra la ciudad, con
el propósito de inducir a la infantería contraría a permanecer en ella.
Luego se reúne al resto del ejército que ha avanzado hasta potrero de
González, en proximidad inmediata de La Tablada.
El ejército unitario avanza en tres columnas paralelas para atacar a
Quiroga, quien ha formado su ejército en batalla a cubierto de una loma
ocupada por numerosos tiradores montados, los cuales se repliegan luego de
simular un ataque cuando las columnas unitarias salían del potrero de
González por los boquetes abiertos en el cerco. Transpuesto éste, el
ejército de Paz toma su dispositivo de combate.
Los escuadrones de Aldao cargan con éxito a la caballería de Lamadrid,
pero encontrándose desorganizados como consecuencia de su propia carga,
son a su vez cargados de flanco por el 2 de caballería y retroceden en
desorden.
Al frente de una numerosa agrupación de jinetes de Quiroga, carga
repetidas veces contra el centro y el ala izquierda unitaria, pero fracasa
por el fuego de infantería y artillería.
Con 1.500 jinetes Quiroga intenta envolver el flanco derecho enemigo. Paz
lo contiene con el 2do regimiento y los escuadrones de Lamadrid hasta que
ataca al 5to batallón con 2 piezas de artillería, provocando el desbande
de los jinetes de Quiroga, actitud que imita el resto de sus tropas.
El ejército unitario no persiguió - estaba agotado - perdió el contacto
con el enemigo y pasó al descanso en el potrero de González sin establecer
seguridad.
Quiroga logró reunir una quinta parte de sus efectivos e incorporó a la
infantería, que había permanecido en la ciudad, juntamente con los dos
cañones tomados a los defensores de la misma.
Nota: ver Croquis "A".
Día 23
Paz está en marcha hacia Córdoba para reconquistarla. Desconoce la
situación del enemigo. Cuando parte de su ejército se encuentra en un
estrecho callejón, dos sorpresivos cañonazos dispersan a los milicianos de
Tucumán y al escuadrón de Voluntarios argentinos que marchaban a la cola
de la columna.
Los federales atacantes se detienen en lo alto de la barranca. Las tropas
unitarias reaccionan prestamente y pasan al ataque, haciendo una
conversión sobre su izquierda. Tras encarnizado combate la victoria se
decide a su favor.
Nota: ver Croquis "B".
Pérdidas. En los dos días de combate los federales tuvieron 1.000 muertos y unos
500 cayeron prisioneros (según Paz). Las bajas unitarias no se conocen;
Lamadrid las apreció en 80 entre muertos y heridos. Cifra dudosa por lo
duro del combate.