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"Un desconocido héroe de los Cántabros Montañeses: El cadete Manuel Pernía" . Por Guillermo Palombo

El 5 de julio de 1807 una fuerte columna británica ingresó al templo de Santo Domingo (Av. Belgrano y Defensa), donde recuperó una de las dos banderas del Regimiento Nº 71º, por entonces prisionero de guerra, que habían sido tomadas como trofeos y estaban expuestas en el templo por haberlas dedicado Liniers a la imagen de Nuestra Señora del Rosario que allí se venera, en virtud de una promesa previa que había hecho. Alzaron la bandera en la cúpula pero finalmente se rindieron. La fuerza británica consistía en el Batallón Ligero, en el cual iba una Compañía de Cazadores del 71 (reclutas) llegado del Cabo de Buena Esperanza como refuerzo y varias compañías del Regimiento Nº 95. Pedro Andrés García, 2do. Comandante del Tercio de Cántabros Voluntarios, informó a Liniers el 15 de julio de 1807:

“Últimamente debo añadir que retomamos al enemigo una de las banderas que había ocupado en la Iglesia de Santo Domingo de donde la había sacado y tremolado en lo alto de la bóveda, como lo ejecutó en todos los otros puntos que llegó a poseer aquel día en la Ciudad, y de que di aviso a Vuestra Señoría ofreciendo continuar la dedicación a Nuestra Señora del Rosario, reiterando la ofrenda con respecto a la intención de Vuestra Señoría en la primera conquista de este pabellón”(1)

Esa bandera, como refiere Juan Manuel Beruti, fue luego expuesta públicamente:“El 19 de julio de 1807 se hizo misa de acción de gracias en la Catedral y se cantó el Tedéum; pontificó Su Ilustrísima, predicó el sermón el doctor don Joaquín Ruíz y estuvo su Divina Majestad expuesto todo el día. Asistieron a la función la Real Audiencia y en su cabeza el señor reconquistador don Santiago Liniers, como su presidente el ilustre Ayuntamiento de esta ciudad quien llevaba entre sus regidores y les dio asiento a los señores don Bernardo de Velasco don Juan Gutiérrez de la Concha, por haberse portado bien en la defensa de esta plaza, como jefe que eran de división, y al mismo tiempo el primero es gobernador del Paraguay y el segundo electo de Córdoba del Tucumán. En el presbiterio estaba puesto en andas nuestro patrono San Martín, y a un lado el real estandarte de esta ciudad; la función se hizo lo más magnífica que cabe: se pusieron dos orquestas de música, una en el coro por los cantores que a punto de solfa entonaban la misa, y al último el Tedeum, y la otra detrás del tabernáculo que era la música del cuerpo de patricios la que llevaba tres tambores y sobre veinte y tantos músicos de varios instrumentos la que estuvo tocando una marcha primorosa la que alternaba con los tambores y pífanos, desde el alzar hasta el consumir. Aquí fue lo más digno de verse que causaba a toda veneración al Dios de los ejércitos, que nos había dado tan feliz victoria, pues estaban todas las banderas y estandartes de nuestro ejército, las que estuvieron rendidas desde el alzar la hostia consagrada hasta el consumir. Todas las tropas de infantería y caballería se formaron en los cuatro frentes de la plaza Mayor, y veinte y tantas piezas de cañón que en varias partes se pusieron, las que hicieron tres salvas una al principiar la misa, otra al alzar y la última al Tedeum, habiéndose hecho lo mismo por los demás cuerpos con sus fusiles los de infantería y con sus pistolas o carabinas la caballería cada cuerpo de por sí, y en los mismos actos que la artillería. En esta función se presentó el cuerpo de montañeses con su bandera y a su lado izquierdo la bandera inglesa, que tomaron en Santo Domingo, media rendida en señal de que era prisionera, la que la llevaba el soldado mismo que la ganó, que llevaba el fusil terciado y en la mano la bandera. Esta bandera enemiga no entró en la iglesia con las nuestras sino que quedó fuera”. (2)

¿Quién era ese soldado cántabro que retomó la bandera? He hallado la respuesta en un oficio del propio Pedro Andrés García, cuyo texto es el siguiente:

“ Excelentísimo Señor: “Los cadetes don José Valentín García, don Vicente Díaz y don Manuel Pernía, que el primero lo es de la Compañía de Granaderos, el segundo de la tercera, y el último de la cuarta sirven en el Batallón de mi mando sin prest, ni paga, desde su creación, han desempeñado todas las funciones del servicio con recomendable conducta, amor y celo por el servicio, se hallaron en la defensa gloriosa del cinco de julio de [1]1807 con el mayor valor, y entusiasmo al frente de los enemigos, y el último tomó la bandera enemiga tremolada en las bóvedas de Santo Domingo, y considerándolos a todos acreedores a que se les premie su mérito con el grado de subtenientes sin sueldo agregados a sus compañías, y con opción a las respectivas vacantes espero que Vuestra Excelencia se digne dispensarles los correspondiente títulos, a nombre de nuestro Augusto Monarca el Sr. D. Fernando Séptimo, y por su exaltación al trono. Igual gracia suplico a favor del distinguido don Hipólito Velasco que permanece gravemente herido del combate y anhela por esta distinción en premio de sus servicios, sin embargo de las pocas esperanzas que dan a su vida los facultativos que le asisten.

Buenos Aires y septiembre 1º de 1808.

Excelentísimo Señor. Pedro Andrés García “(3)

El Subinspector, Bernardo de Velasco, el 31 de agosto de 1808, elevó al virrey Liniers varias propuestas de García para cubrir vacantes del Cuerpo de Cántabros, quien si bien se conformó, el 16 de septiembre de ese año, con ellas, no parece referirse a los nombrados por García en el oficio que he transcripto (4)

¿Quién era Manuel Pernía? Aparece como soldado, sin cobrar sueldo, en la lista de revista de la 4ª. Compañía, del capitán Benito Iglesias (los restantes oficiales eran el teniente Manuel José García y el subteniente Manuel García de la Piedra)(5)

Acaso fuera menor de edad y de allí que García lo incluya como cadete. La circunstancia de que no cobrara sueldo parecería revelar que sus padres eran gente de posibles. Y aunque no parece haber tenido carrera militar ulterior, pues no lo registran las tomas de razón de empleos militares que se conservan en el Archivo General de la Nación, es sin duda el héroe de la Defensa que recuperó la bandera enemiga que hoy puede contemplarse en el lateral izquierdo de la Iglesia de Santo Domingo.

 

Notas

(1) Cfr. “La Reconquista y Defensa de Buenos Aires”, Buenos Aires, Ed. Peuser, 1947, pág. 382), donde se transcribe el documento tomado del ARCHIVO GENERAL DE INDIAS (Sevilla), Sección Va., Audiencia de Buenos de Buenos Aires, leg. 556, publicado por José Torre Revello, “Don Pedro Andrés García, Coronel del Ejército Argentino (1758-1833)”, Sevilla, 1935. Por mi parte, he encontrado una copia manuscrita de dicho documento, certificada por Pedro Andrés García, en ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Colección que fue de la Biblioteca Nacional, Sala VII, leg. 344, documento nº 5765.

(2)JUAN MANUEL BERUTI, “Memorias Curiosas”, en “Biblioteca de Mayo…”, t. IV, Buenos Aires, 1960, págs. 3694-3695.

(3) ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, IX, 28-8-3.

 (4) ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, IX, 28-8-3.

(5) ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Sección Contaduría, Sala XIII, legajo 22-10-9, Documento de Caja Nº 110, parcial Nº 6: “Pie de lista de los individuos que forman el Tercio de Cantabria de mi cargo, sacada de las que me han pasado los capitanes de las cuatro compañías de que se compone”, Buenos Aires, 5-I-1807, firmada por José de la Oyuela.