Casaca de paño azul,
con cuello, vueltas, barras, solapas y forro encarnado (rojo), con botones
dorados y lisos con sardinetas, 7 en cada solapa y 3 en cada vuelta, flor
de lis y galón dorado en el cuello para los oficiales. Los faldones de la
casaca son largos, llevando una pequeña granada dorada en cada una.
Chaleco de paño
blanco debajo de la casaca, sobre una camisa del mismo color, con corbatín
negro anudado al cuello que lo cierra. La tropa lleva calzón blanco, con
polainas largas hechas de paño también blanco, entallada para ajustarse a
la forma de la pantorrilla, abrochadas mediante botones lisos dorados, y
ajustados mediante una cinta blanca con hebilla. Los oficiales vestían
calzón blanco con galones y nudos húngaros dorados y medias botas estilo
húsar.
Los granaderos usaban un morrión alto de
piel, que según las reglamentaciones debía ser de oso, pero lo era en
realidad de mono, lobo marino, y también de cabra o perro. Tenía forma de
mitra, rematada en la parte posterior por una banda (manga) de seda
(originalmente) cosida al gorro en la que se bordaba el escudo del
regimiento al que pertenecían (las actuales llevan una granada llameante
dorada). Esta manga distinguía a los granaderos españoles de los de otras
naciones. Llevaba el morrión un frontal (en forma de arco) de bronce con
una granada (1). Completaba el mismo una cordonería blanca (dorada para
los oficiales) con lazada y remate en dos borlas hacia el lado izquierdo y
plumero (izquierda también) de color rojo.
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(1) Nota: Las granadas llameantes
se usaron hasta 1809, cuando Liniers cambia el nombre de la
unidad a Granaderos de Fernando VII, llevando entonces las
iniciales FVII debajo de la corona española. En junio de 1813
cuando el Cuerpo pasa a llamarse Granaderos de Infantería se
vuelve a utilizar la granada llameante.
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